miércoles, 15 de abril de 2020

Campaña de rol: Vampiro

 


Todavía queda alguna plaza libre para apuntaros y empezar una historia que estamos seguros de que no os dejarán para nada indiferentes. Hoy os traemos otro personaje un poco indiferente, no sabemos si os gustara más o menos, pero esperamos que os haga quedar con la boca abierta como a nosotros. Os presentamos a Juliet Jouvet

ANTES DE SU TRANSFORMACIÓN

 

INFANCIA


Juliet fue una niña deseada que nació en una familia de ricos a los cuales les gustaba ayudar a los demás.

Su madre, Colette siempre fue una persona que le entregaba a la gente necesitada todo aquello que tenía disponible. Su personalidad le hacía sufrir cuando alguien no podía ser feliz por algo tan banal como son las cosas materiales.

Por ese motivo se había convertido en voluntaria de muchas actividades con las que intento ayudar a los demás (Caritas, Cruz roja, ALESTE…). Al nacer Juliet no le quedó más remedio que dejarlo, el tiempo no le daba para todo y Juliet se había convertido en el centro de su vida.

Empezó a estudiar medicina mucho antes de tenerla a ella, pero no se graduó hasta que Juliet cumplió un año.

En ese momento su madre tomo una gran decisión, macharse a donde estaban en guerra para intentar salvar a la gente enferma incluido familiares y conocidos que habían tenido que ir, aunque no quisieran. Pensaba que todo iría bien y que volvería a ver a su querida niña cuando hubiera salvado miles de vida, pero por desgracia nada de esto ocurrió. Juliet perdió a su madre cuando apenas tenía 4 años, por ello no tenía casi recuerdos de su madre que no le hubieran proporcionado los videos o fotos.

La explicación que le dieron a su padre fue sencilla, “Una bomba en la tienda de campaña de hospitalizados, los acompaño en el sentimiento”.  Su padre, Pierre, no hizo nada. Ninguna lagrima cayo por su rostro y mucho menos dijo una sola palabra respecto al asunto.

Cogió a su hija en brazos y le dijo “Ahora solo estamos tu y yo y te cuidare a mi manera, no volveré a perder a nadie”.

La situación para Juliet desde ese momento cambio por completo. La simpática niñera que le había contratado su madre antes de marchar fue despedida al día siguiente y sustituida por la señora MONTSE. La señora Montse nunca fue agradable, ni cariñosa, ni simpática y mucho menos se preocupaba por ella como lo hacia su madre.

Le enseño a leer, escribir dibujar y a todo lo que debía de saber una niña. Aprendió a sentirse por encima de los demás e incluso a despreciarles.

Nunca supo lo que era que le dieran un beso de buenas noches y mucho menos lo que era que te llenarán de abrazos y besos sin motivos.

Su vida había dado un vuelco de 180º, su madre había muerto, su padre le veía en las comidas, si le veía, y la estaba criando una persona que no sabia lo que era una muestra de afecto.

 

ADOLESCENCIA

Una etapa complicada para todos, pero desde luego más para una niña que había perdido a su madre y que tenía un padre inexistente.

Nunca había acudido al colegio, no sabia lo que era convivir con otros compañeros y mucho menos lo que era relacionarse con gente de su edad.

Montse se había convertido en su referente, no le daba “algo tan banal” como el cariño, pero le enseñaba, le regalaba libros, le hacia sus comidas favoritos y la trataba como una hija.

Cuando cumplió los 12 años su padre decidió que era el momento de llevarle al mejor instituto de toda España, el Estudio (Madrid). Eso significo el despido inmediato de Montse y con ello el final del único apoyo que tenía Juliet.

En el nuevo institutito aprendió mucho, no solo de materias como química, lengua, historia… (de las cuales siempre iba adelantada), sino también descubrió que era fuerte y que no necesitaba a la gente para evolucionar y mejorar. Sentía que la gente no era capad de aportarla nada, sino que lo que hacían era quitarla mas de lo que le daban.

Durante su estancia en la ESO, no tubo amigos, ni se trató apenas con nadie. Por ello dedicaba las horas del día a leer, estudiar y escribir… Lo cual le permitió obtener una beca para bachillerato en el mejor instituto con estudios internacionales de bachiller en Reino unido, el Dartford Grammar School.

Ahí fue el inicio de su nueva vida. Cambio su actitud por completo y se convirtió en la “popu”. Utilizó su belleza e inteligencia para lograr que la gente hiciera lo que ella quería. No le importaba realmente el como hacia sentir a los demás y mucho menos como les trataba.

Su padre la enseño todo lo que realmente importaba y que le repetía continuamente “Eres superior al mundo, no dejes que nadie te robe el protagonismo”.

Juliet era una adolescente con más dinero del que una persona normal podría ganar en toda su vida. Su casa, situada a las afueras de Madrid, se trataba de ese tipo de hogar que solamente se podían ver en las películas.  Disponía de 25 habitaciones, 20 baños, 4 comedores, 2 cocinas, 1 cine privado, 1 sala de juegos, 1 sala de consolas y lo que mas le importaba una biblioteca enorme con más libros de los que una persona podría llegar a leer en toda su vida.

Durante su bachillerato se rodeó de muchos conocidos, disfruto de su etapa en Reino unido y se lio con varios chicos, porque era lo que se suponía que una chica como ella debería hacer. Claramente ninguno de estos líos amorosos fue importante, pues como ella sabía nadie la conocía realmente.

Pasarón lo 2 años de bachillerato y su media le permitió obtener una beca por matricula de honor. Tenía claro que al igual que su madre quería ser médico. No para ayudar al resto sino para tener un prestigio y una cultura. Además, muy en el fondo pensaba que sí estudiaba aquello que hizo su madre estaría un pelín más cerca de ella. La sentiría más… presente, evidentemente eso no se lo conto a nadie.

Antes de volver a España con su padre a pasar el último verano en su tierra, decidió que quería llevar siempre a su madre con ella, así que se fue a una tienda de tatuajes. Quería tenerla presente para que cuando se sintiera débil y sin energías recordara que su madre desde el cielo le daba ánimos. Ciertamente no creía en la existencia de un cielo, pero la animaba el pensar que su madre siempre la acompañaría a donde quiera que fuera.

Su tatuaje fue sencillo: el nombre de su madre terminado en un cardiograma. 


Sabía que su padre se enfadaría cuando llegará a España y la viera con esa aberración de tinta negra en su blanca piel, pero en aquel momento solamente pensaba en que su madre estuviera cerca de ella. La necesitaba. No conocía el motivo de aquel requerimiento, pero sabía que aquella mujer que apenas conoció 4 años debía de estar en su vida.

Despedirse de su “amigos” de bachillerato no le fue realmente complicado, literalmente nadie le importaba lo más mínimo. Así que fue algo sencillo, se despidió con un abrazo, un ultimo cotilleo, unas risitas y un nos veremos pronto que todos sabían que era mentira.

Al llegar a casa ocurrió lo que sabía que iba a pasar, logró disimular el tatuaje unos 3 días, las camisetas largas le ayudaron a que nadie logrará verlo, pero un descuido, un grito en la cocina y un salir corriendo sin camiseta larga, lo fastidio todo. Por suerte no había pasado nada, un vaso que se rompió en mil pedazos y bueno, el disgusto que se llevó su padre. “¿Quién querrá a mi hija con esa aberración en el brazo” “¿Quién te educo para que te hicieras esa cosa?” “¿Acaso he sido tan mal padre?” repetía su padre una y otra vez. A Juliet le hubiera encantado decirle la verdad, que nunca la había educado, que era un padre ausente y que ojalá él se hubiera muerto y no su madre, pero en lugar de eso, solamente le grito “¡Es mi cuerpo y hare con él lo que quiera!”.

En ese momento su padre decidió callarse y salir por la puerta.

Juliet en cambio solo quería que su madre estuviera presente por ese motivo se fue al desván a buscar entre las cosas de su madre. Pensaba que entre ellas encontraría todas las cosas que podrían serle útil durante la carrera.

Empezó a “disfrazarse” con la bata de su madre, el fonendoscopio, el medidor de tensión… Hizo pilas y pilas de apuntes que pensaba que igual le serian útiles para los estudios que le venían. Pero de repente se encontró con algo que no esperaba, se trataba de una carpeta de un notario.

Extrañada comenzó a leer, parecía el contrato de su madre con la familia Bordeu. En la cual les especificaba que les entregaría a su hijo en adopción en cuanto naciera en Francia, y se convertirían en ese momento en sus padres por derecho.

En ese momento Juliet entro en lágrimas, comenzó a llorar sin poder evitarlo. Su madre la única persona que pensó que la quería ¿iba a entregarla a otra familia?

Salió corriendo, justo antes de abrirse paso por la puerta chocó con su padre, se miraron, ambos con los ojos encharcados.

No sabemos porque, pero este personaje no ha querido contarnos nada más y nos ha dicho que si queremos saber más deberemos jugar la partida. Así que… si queréis apuntaros ¡hacerlo ya! Las plazas nos las quitan de las manos.

Si queréis ser unos de los afortunados jugadores apuntaros en a.c.reika@hotmail.com

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